La respiración torácica o costal es aquella que se produce en la caja torácica y que se manifiesta en el movimiento de las costillas, permaneciendo pasivo el abdomen.
La respiración torácica implica la expansión del pecho durante la inhalación en lugar de la expansión abdominal. A continuación se mencionan algunos de sus beneficios potenciales:
1. Mayor capacidad para respirar rápido: La respiración torácica permite una inhalación y exhalación más rápidas, lo que puede ser útil durante actividades que requieren respiración acelerada, como el ejercicio intenso o situaciones de emergencia.
2. Soporte durante momentos de estrés o ansiedad: Durante momentos de estrés, muchas personas tienden a respirar superficialmente y desde el pecho. Si se utiliza correctamente, puede ayudar a mantener un flujo constante de oxígeno en situaciones de tensión.
3. Apoyo a los músculos intercostales: La respiración torácica activa los músculos intercostales (los músculos entre las costillas), lo que puede ser útil en ciertos entrenamientos o para mantener el tono muscular en esa área.
4. Control de la postura: Al ser una respiración más superficial, puede ayudar en situaciones en las que se requiere mantener una postura erguida (por ejemplo, cuando se está de pie o sentado por períodos prolongados).
También llamada respiración media o intercostal, es recomendable aprenderla y practicarla como paso previo a la respiración completa, de modo que se vaya tomando conciencia de cada respiración (abdominal, torácica y clavicular).
Técnica de la respiración torácica
La respiración media se puede practicar tumbado bocarriba en un soporte firme y en tendido supino.
Para una mayor conciencia de esta respiración, coloca las palmas de las manos sobre tus costados, bajo las axilas, con los dedos hacia delante.
Inspira abriendo la caja torácica, separando las costillas y notando como las manos se desplazan lateralmente.
Al espirar siente como el tórax se repliega, las costillas se unen y las manos se acercan entre sí.
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